Pocas, pero que muy pocas, son las veces en las que suelo expresar mi tristeza a los demás y que quede claro que digo expresar, nunca transmitir ni compartir ni cargar... Es lo que es ser humana y consciente de verdad: Vivir en la Bondad -y no tan sólo para con una misma, sino también para con los demás, aunque parece ser que esta es la lección que toca aprender en la actualidad en esta sociedad-"sistema"-mundial, con el confinamiento obligatorio que estamos viviendo en el hoy por hoy sin ir más lejos. A ver si la gente no se olvida cuando salgamos de ello...-
Volviendo al hilo conductor que aquí me ocupa, pretendiendo en mi humildad hacer una especie de homenaje con sentido, a una persona que tuve la buena fortuna de conocer hace algunos años y que me acompañó en un trecho del camino volviendo, de alguna manera, hoy conmigo, pareciendo así hacer honor a su nombre: Ángel.
(Aunque en la Tierra escogiera llamarse "Anje" para los amigos).
(Aunque en la Tierra escogiera llamarse "Anje" para los amigos).
Hablaba de "tristeza", que no suelo enseñar a los demás y que, de hecho, por aquí nunca la había mostrado anteriormente. Quizá hoy sea un buen momento para ello, un primer día...
Hablaba de Ángel pero aún no he mencionado lo buena persona que era.
¡Y lo buen Artista!
¡Y lo buen Artista!
Era!! Hasta hace escasamente unas horas no he sabido que había fallecido hace un par de años. Y he llorado. Francamente no me asusta confesarlo. He llorado. ¡Cómo me hubiera gustado retomar el contacto! Ayer iba a hacerlo. Todo empezó hace unos años... en los que apagué el WhatsApp de mi teléfono y dejé de escribirme con gente a la que nada veo pues poco salgo. Luego se rompió el correo, con todas las direcciones y contactos. Y decidí seguir adelante "sola", mirando al Cielo, con la cabeza más alta, dando gracias por los días, sonriendo y también, algunas veces, llorando en silencio, algunas horas.
Y hoy, por esas vueltas que da la vida -porque prefiero llamarlo así que "casualidades del destino"- me dió por rescatar, en el océano de tiempo libre que resulta de tener que quedarse en casa para -ya no no contagiarme, sino para que otros tampoco lo hagan, y eso que yo estoy sana...-, haciendo un ejercicio de humanidad -más que de "ciudadanía"- responsable y solidaria, me ha dado por buscar antiguos amigos entre los emails anotados en correos ya perdidos que estaba rescatando como te digo. Y ahí lo he visto. Llevaba toda la tarde pensando en música, en canciones y... en estrellas, para variar -lo sabe quien un "poco" me conoce- y claro, me ha venido a la memoria. Y el cariño. Y lo honesto de su andar por la vida. Y su bondad. Y su ayuda y... me he puesto a escribirle a esa dirección de correo electrónico rescatada. También lo he hecho con otro par de personas más pero... no sé por qué... sin prisa, sin ningún tipo de estrés ni motivo oscuro ni no oscuro ni oculto ni nada, he sentido que quería saber de él... como de forma más inmediata y me he puesto a buscar en internet... cosa a la que, aunque pudiera parecer mentira, no estoy muy habituada y...
ahí estaba. Una noticia en un diario con fecha de febrero del 2018 que rezaba:
"El músico y compositor Anje Sánchez falleció este jueves en Las Palmas de Gran Canaria a los 58 años".
Y lo he sentido, de veras. Lo he sentido.
Con el mail que le había enviado pretendía, como normalmente hago, hacerle sentir querido en el sentido amistoso de la palabra y haberle alegrado con la propuesta de retomar el contacto. Por la música. Las canciones. Y las estrellas. Que nos unieron en vida. En fin...
Un alma bella.
Un alma buena.
"El músico y compositor Anje Sánchez falleció este jueves en Las Palmas de Gran Canaria a los 58 años".
Y lo he sentido, de veras. Lo he sentido.
Con el mail que le había enviado pretendía, como normalmente hago, hacerle sentir querido en el sentido amistoso de la palabra y haberle alegrado con la propuesta de retomar el contacto. Por la música. Las canciones. Y las estrellas. Que nos unieron en vida. En fin...
Un alma bella.
Un alma buena.
No somos nada... ¡No somos nada ni nadie sobre la Tierra! Pero él sí fue y es...
Anje...
un verdadero cantautor y poeta. Un bello hombre y un buen padre para sus pequeñas.
Y yo, que sólo soy una diminuta partícula estelar en la Amada Naturaleza, hoy le rezo y le despido, rindiéndole en alguno de mis blogs -en este de "la música" y en el de "la Tierra- este pequeño homenaje a mi manera. Espero que le guste y que le sane la tristeza, si la hubiera.
Anje...
un verdadero cantautor y poeta. Un bello hombre y un buen padre para sus pequeñas.
Y yo, que sólo soy una diminuta partícula estelar en la Amada Naturaleza, hoy le rezo y le despido, rindiéndole en alguno de mis blogs -en este de "la música" y en el de "la Tierra- este pequeño homenaje a mi manera. Espero que le guste y que le sane la tristeza, si la hubiera.
(He dejado en la columna de la derecha de este blog el enlace a su web que también he rescatado de ese baúl de las cosas olvidadas que no deberían olvidarse para que a ver si yo misma también aprendo de ésta. Para quien quiera visitarle. Merece la pena. Y quizá lo vean a él en su obra. Que es de Arte. Del que nunca pretendió esconderse pero tampoco "comercializarse").
Y aunque sea a toro pasado: Te amo, Anje! Gracias por los momentos compartidos y por allá desde donde quiera que estés, cumplir tu promesa de ayudarme. En adelante. Promesa hecha entre cuatro paredes y un patio a la rasante. Entre copas y humo y agua por mi parte. Sonriendo. Oyendo las voces amigas de fondo y el canto a capela en la tarde, tarde que se hizo noche y luego mañana. El remedio. Un buen hombre. Un buen cumpleaños que siempre guardaré en mi recuerdo, el cual ya sólo se abre a lo bueno. Ahora aprehendo.
Por las calles de Vegueta empedradas.
Y por Triana.
Yendo.
Por las calles de Vegueta empedradas.
Y por Triana.
Yendo.
Mi más sincero pésame a todos los seres que lo quieren y lo quisieron.
Para todos ellos desde mi corazón, un sano y dulce beso.
Anna
2020
Tras el Día del Padre.
En mi "hueco".